Muchas mujeres durante el transcurso de su vida han tenido una que otra “separación” con el ser al que ustedes más aman. Esto es normal ,se puede decir que nadie se ha muerto de amor , pero esto no fue así en la zona del río Pilcomayo cuenta la leyenda de diversas tribus que existe un árbol al cual llaman “Mujer” o “Madre pegada a la tierra” y esto es porque en la selva vivía una joven muy hermosa, admirada por varios hombres por su inigualable belleza; sin embargo, ella le había entregado su corazón a un valiente guerrero.
Diferentes tribus entraron en guerra y el guerrero tuvo que partir, prometiendo que volvería a encontrarse con su gran amor, pasaron los días y la joven no tuvo noticias de su amado. Días, semanas, meses ; el amor fugado no volvía.
Nunca volvió y su corazón se cubrió de pena, decidida a morir se internó en la selva y nunca supieron de ella.
Así la encontraron unos indios que andaban por allí... muerta en medio de unos yuyales. Al querer alzarla para llevar el cuerpo al pueblo, notaron, asombrados que de sus brazos comenzaron a crecer ramas y que su cabeza se doblaba hacia el tronco, de sus dedos florecieron flores blancas, al ver todo esto salieron aterrados a la aldea.
Pocos días después algunos indígenas se internaron en la y encontraron a la joven, que nada tenía de muchacha, sino que era un robusto árbol cuyas flores blancas se habían tornado rosas. Comentan que esas flores blancas lo eran por las lágrimas de la india derramadas por la partida de su amado y que se tornaban rosas por la sangre derramada por el valiente guerrero.
Diferentes tribus entraron en guerra y el guerrero tuvo que partir, prometiendo que volvería a encontrarse con su gran amor, pasaron los días y la joven no tuvo noticias de su amado. Días, semanas, meses ; el amor fugado no volvía.
Nunca volvió y su corazón se cubrió de pena, decidida a morir se internó en la selva y nunca supieron de ella.
Así la encontraron unos indios que andaban por allí... muerta en medio de unos yuyales. Al querer alzarla para llevar el cuerpo al pueblo, notaron, asombrados que de sus brazos comenzaron a crecer ramas y que su cabeza se doblaba hacia el tronco, de sus dedos florecieron flores blancas, al ver todo esto salieron aterrados a la aldea.
Pocos días después algunos indígenas se internaron en la y encontraron a la joven, que nada tenía de muchacha, sino que era un robusto árbol cuyas flores blancas se habían tornado rosas. Comentan que esas flores blancas lo eran por las lágrimas de la india derramadas por la partida de su amado y que se tornaban rosas por la sangre derramada por el valiente guerrero.
Foto extraida de http://www.visitingargentina.com/
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